JORGE LAFAUCI EL JURADO...CORRUPTO DEL BALANDO...?

Por Jorge Rial

Martín Fierro al bochorno

A sólo 24 horas de la entrega del Martín Fierro una nueva sospecha se cierne sobre los ya cuestionados premios. Ahora le tocó el turno al mediático Jorge Lafauci, quien con una impunidad que roza el infantilismo les envío a varios socios de la impresentable entidad que nuclean a los periodistas un mensaje de texto “sugiriendo” que se debía votar para el oro a Marcelo Tinelli. Grave por donde se lo mire.

jorgerial@primiciasya.com Primero porque con esto ya da a entender que el jurado de Bailando ya da por descartado o tiene por seguro que el conductor se impondrá en su terna, única manera de llegar a pelear por la estatuilla dorada. Segundo porque ya canta su voto, lo que no está para nada bien teniendo en cuenta que en otros años la filtraciones de las votaciones fue una bochorno televisivo del que aún no se pudo recuperar ese chiste llamado APTRA. Pero también es grave porque Jorge, lejos de aclarar la confusa situación, en el ciclo de Tinelli no sólo confirmó su intento de manipulación de votos, sino que denunció que algo parecido se estaría haciendo para que gane Lalola o Televisión para la identidad. Sólo validó con su explicación algo que era un secreto a voces: que las votaciones se digitan por un pequeño grupo de veteranos socios que tienen un grupo de votos cautivos que se vuelcan hacia aquel que “sedujo” la voluntad de ese pichón de puntero político. Es sospechoso que APTRA no deje ingresar nuevos socios, pero más sospechoso fue que cuando lo hicieron, entre gallos y medianoche, los que ingresaron eran todos productores de un extinto programa de espectáculos que conducía un veterano integrante de la entidad. Esos hoy responden claramente a sus intereses. Una corrupción, dos corrupciones, tres corrupciones y paremos de contar aquí porque da vergüenza. No es la primera vez que se habla de un escándalo. Ya en el año 2000 en el ciclo Paf se dio a conocer con hora de antelación seis premios, incluido el oro. Después se dieron a conocer más filtraciones, denuncias de socios sobre votos que desaparecen, una supuesta venta de dos de esos Fieros de Oro, uno para un conductor y otro para un programa deportivo y, lo peor, juicios por corrupción de una conducción que se llevó plata a sus cuentas personales. Muchos de esos sospechados hoy siguen paseando sus figuras en cada entrega de premios. Pero la impunidad es tan grande que ya ni siquiera tienen la delicadeza de mantenerlo como un secreto. No, lo difunden vía telefónica. Un bochorno que no sólo tiene como protagonista a Jorge Lafauci, sino que tiene otros socios en la sombra. En la última cena de Radio 10, una periodista de esa emisora, le dijo a los gritos al jurado que debían recordarlo a otro socio de APTRA que el voto debía ir hacia el lado de Tinelli. Comparado con lo que pasa en el país esto es una tontería. Pero sería hora que los pocos honestos que quedan en APTRA se rebelen y soliciten ya la anulación de los votos de aquellos que ya están haciendo lobby por distintas figuras o programas de la televisión. Un baño de honestidad para un premio maravilloso y para una institución dudosa, cargada de gente que trabaja de influyente, de jefes de prensa o simplemente recibidores de sobres. Periodista, lamentablemente son muy pocos. Por el bien de la institucion y por el bien de los ternados. Menudo favor le hizo Lafauci a Marcelo Tinelli. En esta nueva entrega todos estarán mirando quién se lleva el oro. Se lo merece el conductor, sin duda. Pero ya empañaron cualquier estatuilla valida que reciba. Y el hombre de Bolívar no se lo merece. Ni Lalola. Ni Televison por la identidad. Es un buen momento para tomar decisiones, para mostrar que los corruptos no siguen manejando APTRA, que el premio es transparente y ganarlo es motivo de orgullo y no de duda. Es hora que los periodistas de espectáculos, de verdad, que integran esa Asociación hagan valer su voz, apliquen las sanciones necesarias, incorporen sangre nueva y se transformen en una referencia del espectáculo y no sólo en ese club privado al que solo le importa la noche de las entregas. Otra vez el gauchito esta teñido de dudas. La culpa, esta vez, tiene nombre y apellido